lunes, 31 de agosto de 2009

Rentrée escolaire


Parece ser que los lunes son un buen día para follar. Personalmente pienso que cualquier día es bueno, pero mis vecinos del tercero no están de acuerdo. Sus días, son los lunes. Él es silencioso, cual ninja en una noche sin luna. Ella es una soprano emitiendo el canto del cisne. Algunos lunes (últimamente casi todos) me pierdo el espectáculo, pero hoy no. Así da gusto, que bien se lo pasan -pienso, alargando mis dientes hasta el suelo- y me quedo quietecito alternando a mis vecinos, con los ciclistas tardíos del bicing de abajo, o al tráfico de la calle que no veo, pero oigo. Me gusta, no tanto como para que se me ericen los pelos, pero sí como para sonreir y contener un aplauso cuando llega el punto culminante. Hay pausas traicioneras que uno no sabe a qué atribuir y luego otro arranque vigoroso y furibundo. Digo que no sabe a qué atribuir porque o la cosa es rapidita e intensa y múltiple o la cosa va lenta y ella lo hace múltiple. Yo me inclino por pensar que el vecino es un tigre de bengala, un Sandokán irredento facedor de maravillas inefables. Y sonrío. Algunas veces me los he cruzado en la escalera y lo de cruzarse es un eufemismo, porque en mi escalera no te cruzas, te salvas o saltas por encima porque mucho espacio material no hay. Él es un poco hombre-paloma, de ojos laterales casi en las sienes y ella es un poco mantecosa pero muy simpática (y con unos agudos de romper vasos, incluso los gordos de Ikea). Me caen bien. Al contrario que mi vecino de abajo, sordo y compartidor de ruidos graves (los más optimistas lo llaman música) que nunca folla o sólo lo sabe hacer al ritmo (hay que tener mucha fe para llamar a eso ritmo) de baterías psicodélicas y rayos láser. Tampoco me cae bien mi vecino de más abajo. También por su afán compartidor de música, aunque esta sea jazz y ritmos africanos (superultramegaalamoda) y por sus ansias de ser superultramegaguay. Un día me invitaron sutilmente a una fiesta (tan pobre y mísero estaba...) pero no lo debí entender bien porque les contesté "Ah, o sea que hoy mejor me pongo los tapones". Por la cara que pusieron no creo que me inviten más. Abajo del todo vive el hombre-vela, que no sé cómo se las apaña con las músicas y los ruidos, pero ahí sigue él, irreductible cual Astérix.
En mi escalera hay amor, ruídos, Africaguaymoladora y un hombre-vela. También estoy yo y algo raro también debo tener porque me dedico a escribir sobre ellos.
En fin, que se acabaron las vacaciones y que aquí está uno de vuelta y que hoy es lunes y en el tercero se folla. Enhorabuena.

domingo, 23 de agosto de 2009

martes, 18 de agosto de 2009

El-callejón-de-la-puerta-roja


Uno pasea. Pasea por que le gusta pasear, le gusta su ciudad, descubre cosas nuevas cada vez que pasea (acaso es siempre uno el "nuevo"...) y porque no le queda otra que pasear o ir en bici porque motorizado aún no está. In progress, eso sí, que ya estoy matriculado (suena a promesa de matrícula de coche) de una reputada y real autoescuela. En fin, que uno pasea y en esos paseos, cuando uno se deja sorprender, se puede encontrar de todo. A veces, hasta cosas interesantes. Un ejemplo puede ser el-callejón-de-la-puerta-roja. Misteriosa a más no poder, por lo menos a mí me lo parece. Queda cerca del bar "el tropezón" para los curiosos y fetichistas, que no sé si los habrá pero es bonito pensar que sí y que alguno me lee. El-callejón-de-la-puerta-roja ya suena de por sí a título de novela mediocre de los 50 o a farragoso y engolado cuento gótico (máscara por callejón y muerte por puerta y ya tienes a Poe).
¿Qué debe ocurrir detrás de esa puerta?¿A dónde conduce esa puerta?¿Por qué está justo al final del callejón, acaso no es una invitación a que la calle continúe? En cuanto a las dos primeras preguntas no sé responder, especular sí, pero no afirmar nada. En cuanto a la tercera, la respuesta es SÍ. Sí, la calle deja de ser callejón y se convierte en calle. Igual que las baldosas amarillas (que tan obsesionado me tienen), las puertas son rojas y se abren paso a través de lo común para llevarte... a otro lugar. Son signos para quien los quiera ver, por supuesto, pero me extrañaría que quien se ha esforzado tanto en darle continuación al callejón, fuera alguien o... "algo normal"... Quizá (ahora vienen las especulaciones) se trate de otro mundo simétrico (también estoy obsesionado por eso) o un tugurio "semisecreto" y clandestino, como el Sr. Popoff (Animalito me contó esa historia), o quizá se oculte un lugar donde se celebren ritos y ceremoniales arcanos (eso no me tiene obsesionado). Sea lo que sea, condensa toda la atención, y por lo tanto, la energía de esa calle que quiere ser y no es (L.Khant). Al mismo tiempo que parece llamarte, a uno no se le ocurre acercarse mucho... eso también es curioso.
No sé... esto de que sea puerta y roja (más allá de que sea la continuación virtual del callejón) a uno le inquieta. Estoy pensando en cuando yo quise hacer mi recibidor (descansillo de microescalera) rojo, pintando con un permanente rojo la bombilla de al lado de la puerta... y el resultado no fue del todo... satisfactorio. -¿En qué piso vives?- me preguntarían.- En la planta roja- diría yo, con voz hueca y seria. En la cabeza de uno eso sonaba bien, pero el resultado era más cercano a un puticlub que al ambiente serio y espartano que tenían los sollaos del barco de la mili. Desistí. No quería pintar y la puerta se quedó con ese marrón espantoso que sigue teniendo.
Si alguna vez, en el ejercicio de la profesión o por casualidades de la vida, me toca cerrar algo "mágico", le pondré una puerta roja. Prometido.

sábado, 15 de agosto de 2009

Etoile Michelin


Hora : 16:30 (+1) P.M.
Lugar: Barcelona, barrio Gótico (a las afueras de Marte).

Personajes:
-Dos indignadas señoritas francesas (Camille y Bernadette)
-Un avergonzado señorito francés (August)
-Un atónito camarero con más guerras encima que Chuck Norris (Jose Luís)
-Dos menos atónitos camareros apostados tras la barra (Sebas y Tato)
-El dueño del bar (dueño del bar)
-Un marciano comiéndose una bomba picante (Yo)

Bar "El tropezón", media tarde. Hay una tv con el volumen a tope. Atienden el bar tres camareros y el dueño. Hay dos mesas ocupadas. Mesa 1 con un marciano. Mesa 2 con dos señoritas y un señorito. Se levanta una señorita.

Bernadette (mirando a Tato): Pog favog nos hase la cuenta?

Tato (mirando a Sebas): Tu, hazle la cuenta.

Sebas: Sí, que teníais.

Bernadette (a la que se le unen la frágil Camille y el estirado August): Puess teníamos, tges segvesas, dos tapas de cgocgetas y tges pinchós de togtilla.

Sebas: vaaaaaleeee.

Tato (con cara de simpático acercándose a Camille): Todo bien? todo rico?

Camille abre la boca, pero Bernadette la fulmina con la mirada y replica con vehemencia.

Bernadette: Puesss NON.

El marciano que se estaba comiendo su bomba picante se queda con el tenedor a medio camino entre el plato y su boca. Sebas pierde el hilo contando y a Tato se le escapa una gotita de sudor por la patilla.

Bernadette: La vegdad es que nos han atendidó muyyyyy mal.

Tato: Ah... vaya...

Sebas (más atrevido): y... eso... por qué?

Bernadette (enseñando los colmillos): Pues pogque han tagdado en segvignos y cuando nos han segvido no nos han dicho ni buen pgovecho, ni nada.

El marciano sigue con el tenedor en el aire. Tato pone ojos como platos y a Sebas le entra un calambre que le recorre la espina dorsal.

August (con cara de autoridad): Sí, tiene toda la gasón y además los vasos están susios...

Camille: sí, así es.

El marciano como si le despertaran de un sueño, mira el tenedor enano, la mesa rallada y garabateada por siglos de vándalos parroquianos, las paredes donde han pegado con celo la carta de postres y por último, comprueba que parte de su cuerpo ha quedado adherido a la mesa y al banco por una dura pátina de grasa más antigüa que él mismo.

Silencio.

Bernadette: Ademássss yo he venido mushas veses y he tgaido a musha hente y ahoga no voy a venig más.

Silencio.

Dueño del Bar (a Tato): ¿Qué dice?

Tato: que... le han ... atendido mal...

Dueño del Bar: ¿Quién la ha atendido?

Bernadette (señalando con dedo acusador a Jose Luis): Ése ha sido.

Dueño del Bar: Joseeeee

Jose Luis sale de la catatonia inducida por la tv y recupera de un hábil movimiento de lengua, el palillo de dientes que estaba a punto de caérsele.

Jose Luis: Eeee.

Dueño del Bar: Mira a ver que dice esa chica que le has atendido mal.

Jose Luis: Eeeee? quién?

Se levanta del taburete y se va directo hacia Bernadette que le mira con ojos desafiantes. August se esconde disimuladamente tras Bernadette y Camille mira al suelo.

Jose Luis: Oye, que dices que te he atendido mal?

Bernadette: Sí. Has tagdado en segvignos, no has dicho ni buen pgovesho ni nada y los vasos estaban susios.

Jose Luis mira a Bernadette y luego a su alrededor, buscando los ojos de Tato, Sebas y del dueño del bar, como si le estuvieran gastando una broma. Sebas empieza a sonreir y el dueño del bar gira la cabeza y sigue mirando la tv.

Tato (para sí mismo): vaya tela pavo...

Jose Luis, en un arranque de pundonor, agarra un vaso y lo pone al trasluz para comprobar que la luz aún puede atravesar el cristal.

Jose Luis: Pues yo lo veo limpio.

Sebas les canta el importe de la cuenta. August entrega un billete de cincuenta euros.

Silencio.

Por la mirada de Jose Luis, no se podría decir que es lo que va a pasar. El marciano se acurruca en el banco para esquivar la posible metralla (dientes, pendientes de aro, etc.)

Jose Luis (perdonándole la vida a Bernadette): Pfff!

Bernadette colorada de rabia sale a la calle directamente, August recibe el cambio y sigue a Camille que ya enfila la puerta también.

Jose Luis se gira y sigue mirando la tv. El dueño del bar comprueba algo en la nevera. Tato y Sebas se miran y tocan un ritmo con las palmas. El marciano por fin se lleva el tenedor a la boca. No ha sido más que una pesadilla, piensa y vuelve a pinchar un trozo de carne picada con algo multicolor.

Jose Luis (para sí y en voz baja): puta vida...

Fin

jueves, 13 de agosto de 2009

La sirena de Kiryat Yam


Sirena. Hay que ver las cosas que tiene el lenguaje. Claro que esto ocurre en español, por que sirena es tanto el sonido quejumbroso de los barcos, el estridente de las ambulancias, el liberador de las fábricas, como el nombre que se les da a las hijas del mar medievales, las mujeres con cola de pez. Digo medievales por que Ulises lo que se encontró fueron mujeres-pájaro y fue más tarde, en las leyendas y cuentos medievales cuando las sirenas fueron "mermaids" o mujeres-pez. Sea como fuere, el sonido, el canto es el que cose los mitos.

Hace años, una sirena (sin cola de pez, ni de pájaro) me habló sobre un cuento de Lampedusa que se llamaba Lighea. Desde entonces ese mito me persigue o yo a él, que no lo tengo muy claro. Quizá por eso (y más allá del mito y el icono en sí) me he dejado llevar por la voz de "ellas", no por su canto, si no por el sonido de su voz (en barquito directo a las rocas). Aunque tampoco casi nunca me he resistido a preguntar (sin ton ni son) : ¿sabes cantar? y entonces normalmente me miran raro y me dicen que no (y tengo paciencia y un día las sorprendo cantando a solas), o peor y me dicen que sí y descubro que no tienen cola de pez. Tampoco es que sea muy rígido con esto, pero o te toca por dentro o no te toca, por eso cuando uno oye a escondidas cómo es su voz y es capaz de sentir lo que hay dentro de la persona (o persona-pez) a uno se le pone la piel de pollo y sonríe y sabe que dentro hay tanto mar como persona.

Hablaba de las sirenas y de la noticia que saltó ayer sobre las sirenas de Haifa, donde últimamente parece que se ha visto a una de ellas saltar sobre las olas de una playa israelí. Es curioso que sea cerca de Haifa, es curioso que el sonido de las sirenas avisando de un bombardeo se haya transformado en mito (y mujer y pez) y ahora nade en el Mediterráneo, como el mejor de los cuentos de marineros.

Sirenos o tritones u hombres-pez los han habido también, como el de Liérganes (donde fui sólo para ver como se las apañó aquel hombre-pez en aquel rio tan pequeño). Pero me temo que los hombres-pez son mucho más tristes y no tienen tanto poder de seducción como las sirenas (aunque le pusieran agallas y le pegaran los dedos de los pies a un Kevin Costner madurito. No Animalito, no me convences, se debió quedar bailando con los lobos).

Me gustan las sirenas, me gusta la idea de la lucha interior entre el abandono y el control, me gusta la idea de la voz que tuerce y dobla voluntades sólo por su belleza, me gusta la idea de vivir bajo el agua, donde el silencio es absoluto y uno flota o vuela y la luz es escasa y nada pesa.

martes, 11 de agosto de 2009

Encuentros y marabuntas


Resulta que uno decide ser nómada y pasar sus recién estrenadas vacaciones, entre Pinto y Val y Demoro (piso, casa-que-ahora-no y casa-conocida). Más que nada para hacer algo con su tiempo y sentir que hace cosas (luego llamo a lo de la autoescuela, palabrita). Así que en su piso uno pretende organizar y redibujar y afilar alguna cosilla, en la-casa-que-no uno le echa un ojo a las bestias (además de queso, salmón y pienso) y en la casa-conocida uno se derrite y se deja ir (léase playa).
Así uno se divide y trata de atacar las cosas que tenía previstas (esas millones de cosas que uno deja "para vacaciones" por que durante el resto del año piensa que no tiene tiempo). Total, que empieza a aterrizar en su redescubierta ciudad, que es la misma que hace unos días, pero los aborígenes están todos en la costa brava, en la costa dorada o... en costa rica... ... (pausa), bueno, los aborígenes se fueron y ahora invaden la ciudad hordas inmensas de bárbaros, armados hasta los dientes, con aparatos digitales que disparan con tanta furia y rabia que hasta Charles Bronson se echaría a llorar como una niña.
En esas, que uno (de espíritu indomable y arriesgado) sale a dar un paseito, tratando de disimular, parándose en los escaparates de tiendas, mirando distraidamente postales, para que los invasores lo confundan, no vaya a ser que descubran que uno es autóctono y les de por inmortalizarle como "homo barcelonensis" y le obliguen a corear el himno del Barça y explicar por qué Gaudí hacía lo que hacía. Así que para su sorpresa y mientras atraviesa una calle cualquiera del gótico, se encuentra con otro especimen que camina disimulando detrás de un guía con paraguas y además para colmo de casualidades e improbabilidades resulta que no sólamente se conocen, si no que además son amigos*. Qué cosas. Quién lo iba a decir. Entonces y ante el temor de ser descubiertos por la marabunta babelítica, se miran, se calculan, levantan una ceja (saludo secreto) y siguen por su camino, conscientes ambos de que la prudencia les acaba de salvar la vida (y probablemente la dignidad, pero de eso no estoy tan seguro como de lo primero).

* Jaume, me alegro de verte, bien los niños? te jubilan? sigues de profe? cuídate Jaume, hablamos otro día... en invierno quizá).

Las casas que son casas pero no


Las casas que son casas pero no. Es decir, imaginemos una casa, bueno, un piso. Bonito y ajeno. Y va uno y como virus, como humo, como plaga (no se me ocurren metáforas para invasiones amistosas), un día llega y dice -Pues mira que bien y que bonito debe ser vivir aquí- y va y se queda. Y se va quedando. Y aquella casa (que es piso ajeno, pero también es vivir con quien quiere vivir) se va convirtiendo un poco en su casa. Poquito a poco, como se hacen las cosas importantes. Entonces uno (que vive en otro piso pero ya no es su casa por que falta la otra persona) un día se lleva algo de ropa (mudas y eso) y se amolda a nuevas costumbres, nuevos ritos, no por que ya estuvieran (que algunos sí) si no por que son nuevos para uno y para una. Y en todo este quehacer, resulta que surge la pregunta de la duplicidad de alquileres o hipotecas, que de todo hay. Y a uno se le cruzan muchas cosas por la cabeza. Y uno piensa y siente que esa casa es en la que quiere vivir y digo (y repito) casa por que es piso y persona. En fin, que uno piensa (con la mente antártica) y se dice que poquito a poco y que si se duplican gastos no se duplican vidas, pero que ya se irá viendo hacia dónde va todo. Y como uno es un creyente lo que piensa se lo pasa por el forro. Y como uno es el bastión de la Fe se calla y sigue apostando. Y quizá un día apueste y pida al otro que apueste y ya se verá por donde sale el sol (por Antequera, seguro).

En fin, que el piso está ahí, la casa está ahí, pero a medias, por que resulta que ella no está y sin ella no hay casa. Hay piso, bonito, pero piso y también media vida, media cama, media terraza, un rincón del armario, dos pares de sandalias, un champú, un cepillo de dientes, un perfume, cuchilla de afeitar, espuma de afeitar, desodorante, un soldador y estaño. Así que la casa es una casa pero no. No está uno y no está una y a uno le parece que todo está lleno de recuerdos y de semillas de recuerdos que vendrán.

sábado, 8 de agosto de 2009

Somewhere over the rainbow


Hace unos días, no sé cuantos por que los días se me pierden, Animalito me sorprendió con una canción y una historia.
La canción nos suena a todos y suena a baldosas amarillas, a hombres de hojalata, espantapájaros, leones cobardes, niñas de trenzas y chuchos blancos y pequeños. Somewhere over the rainbow. Ésta es la canción y la verdad es que es bonita, ñoña dependiendo quién la cante y la ventaja es que no creo que haga falta entender muy bien la letra para imaginar lo que cuenta. La voz es la de Israel Kamakawiwo, un hombre montaña con una voz que hace crecer todo lo verde que se pueda imaginar. En Marte ocurren estas cosas, nunca, nunca las cosas son lo que parecen. Siempre hay algo lateral, algo que te golpea, te sacude y te dice "eh! mira, que no estás mirando!". La voz de Iz, es una voz que a uno le gustaría (debería) escuchar cuando las cosas sí son lo que parecen, o cuando parece que las cosas sólo pueden ser de una manera (matándolas de ese modo y haciéndolas pequeñas). Me cae bien, no creo que pueda caer mal a nadie un tipo así. "Mostro!" -le digo cuando le veo en uno de los videos del youtube. No queda más remedio que sonreir. Se fue, nos dejó, por que seguramente necesitaba más aire que ninguno de nosotros, por que quizá fue tan feliz que no le cupo el mundo. Sea como fuere, me alegro de haberme cruzado con él.
Parece que va a llover y quizá, con un poco de suerte, esta canción (doble por que hay dos, pero las cose de perlas) pueda verse, además de escucharse.


EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS
MUY ALTO
Y LOS SUEÑOS QUE HAS SOÑADO
ALGUNA VEZ EN UNA CANCIÓN DE CUNA
EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS
PÁJAROS AZULES VUELAN
Y LOS SUEÑOS QUE HAS SOÑADO
LOS SUEÑOS DE VERDAD SE VUELVEN REALIDAD
ALGÚN DÍA DESEARÉ EN UNA ESTRELLA
DESPERTAR DONDE LAS NUBES ESTÁN LEJOS DEBAJO DE MÍ
DONDE LOS PROBLEMAS SE DERRITEN COMO GOTAS DE LIMÓN
MUY ARRIBA DE LAS CHIMENEAS ES AHÍ DONDE ME ENCONTRARÁS

EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS PÁJAROS AZULES VUELAN
Y LOS SUEÑOS A LOS QUE TE ATREVES, ¿OH POR QUÉ, OH POR QUÉ NO PUEDO?
BUENO, VEO ÁRBOLES DE VERDE Y
ROSAS ROJAS TAMBIÉN
LAS VERÉ FLORECER PARA TI Y PARA MÍ
Y PIENSO PARA MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO

BUENO, VEO CIELOS DE AZUL Y VEO NUBES DE BLANCO
Y LA BRILLANTEZ DEL DÍA
ME GUSTA LO OSCURO Y PIENSO PARA MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO
LOS COLORES DEL ARCOÍRIS TAN BONITOS EN EL CIELO
ESTÁN TAMBIÉN EN LAS CARAS DE LA GENTE QUE VA PASANDO
VEO AMIGOS DÁNDOSE LA MANO
DICIENDO: “¿CÓMO ESTÁS?”
ESTÁN EN VERDAD DICIENDO: “YO… YO TE AMO”
ESCUCHO BEBÉS LLORAR Y LOS VEO CRECER
APRENDERÁN MUCHO MÁS DE LO QUE
NOSOTROS SABEMOS
Y PIENSO PARA MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO

ALGÚN DÍA DESEARÉ SOBRE UNA ESTRELLA
DESPERTAR DONDE LAS NUBES ESTÁN LEJOS DEBAJO DE MÍ
DONDE LOS PROBLEMAS SE DERRITEN COMO GOTAS DE LIMÓN
MUY ARRIBA DE LAS CHIMENEAS ES AHÍ DONDE ME ENCONTRARÁS
EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS RUMBO ARRIBA
Y LOS SUEÑOS A LO QUE TE ATREVES, ¿OH POR QUÉ, OH POR QUÉ NO PUEDO?

Guerras (simas III, o "així, no es pot")


Simas II (prólogo)

Simas II todavía no está escrito. Vivido sí, pero no escrito. En Simas II, lo fundamental que pude aprender es que las cortinas impermeables no hacen falta. Es decir, que todas esas cositas que uno no dice y se esconde poniendo cara de culpabilidad son como un mosquito en la sopa, sobre todo cuando se descubren (por que uno no es tan listo como piensa) y por que lo que a uno le parece una nimiedad que es capaz de perdonarse (pero sabiéndose ocultador) no tiene por que ser baladí para el otro. Acaso llega a ser fundamental, por que se coje, se mide y se pesa con balanza diferente y acaba siendo un palo en la rueda que nos hace saltar, perder tierra firme y no saber donde caer. No hablo de mentir, hablo de todo aquello que "noesnecesarioquesepas", pero que al fin y al cabo se da de tortas con la sinceridad. Sinceridad brutal y absoluta. Devastadora si hace falta. Sabemos que la verdad es algo subjetivo, la balanza cambia de color, tamaño y peso dependiendo quien la tiene, por eso hasta que no se negocia un sistema de medidas y pesos común (kilopondios, julios y demás) uno se va dando de tortas. Dándolas y recibiéndolas, que de todo hay. De eso trataba Simas II y algo (poco o mucho) tiene que ver con Simas III.

Simas III.
Por alguna razón que no entiendo (sospecho, pero no entiendo) esto de las guerras civiles se me da muy bien. Excepcionalmente bien. Sin embargo, las batallas en tierra vecina, extrangera, se me dan peor. Me dejo arrasar o firmo un armisticio, pero soy reticente a la lucha, a la sangre y al olvido. Por alguna razón no movilizo infantería, ni artillería, ni caballería ni nada de nada. Doy la orden y aparecen las cabezas nucleares y luego... luego normalmente no aprieto el botón rojo o lo aprieto y aquí paz y después gloria. No hay término medio y eso me mosquea. Mis diplomáticos y generales de a pie son unos inútiles cuando se trata del extranjero. Creo que no saben idiomas y así no hay forma de comunicarse. En concreto tengo un diplomático que es tartamudo y sólo repite la misma frase, luego está listillo que se calla y mira desde arriba (con aquel "usted no sabe con quien está hablando") y luego está el que da miedo, el que destruye y no sabe ni quiere entender. Mierda, pero es así. Los generales son otra historia, atacan y hacen daño. Están bien entrenados, pero no saben retroceder, no se repliegan, ni calculan pérdidas y cuando el daño, cuando las pérdidas son insostenibles, no se dan cuenta y apenas tienen tiempo para salvar su propio culo. Inconscientes o tontos, todavía no sé como tratarlos. El botón rojo es lo que es. El botón de "adiós, muy buenas" y la como la radiación no se controla, acaba segmentando y destrozando mis propias fuerzas.
Supongo que me cuesta comprender otras realidades. El problema está detectado y como dice R (o yo, después de hablar con R) "si sabes cuál es el problema, más de la mitad ya está solucionado". (I will see).
Me equivoco como el que más, pero prefiero pensar que no soy tonto de remate, sólamente que soy un poco más lento aprendiendo. Quizá lo suyo sea licenciar a todos estos inútiles y buscar unos buenos intérpretes que sepan leer, hablar y escuchar en condiciones. Quizá lo suyo sea pensar que no hay enemigos, si no aliados en potencia y destituir a este dictador con parkinson que se chifla por los botones rojos.
De momento (y para darnos la razón a R y a mi) voy a empezar a despedir a toda la cúpula militar por que para lo que podrían servir, no sirven. Los recursos militares irán para investigación y teología. Cálculo y Fe, a ver cómo va. (In progress, diría el matemático. Seguro que bien, diría el creyente).