sábado, 15 de agosto de 2009

Etoile Michelin


Hora : 16:30 (+1) P.M.
Lugar: Barcelona, barrio Gótico (a las afueras de Marte).

Personajes:
-Dos indignadas señoritas francesas (Camille y Bernadette)
-Un avergonzado señorito francés (August)
-Un atónito camarero con más guerras encima que Chuck Norris (Jose Luís)
-Dos menos atónitos camareros apostados tras la barra (Sebas y Tato)
-El dueño del bar (dueño del bar)
-Un marciano comiéndose una bomba picante (Yo)

Bar "El tropezón", media tarde. Hay una tv con el volumen a tope. Atienden el bar tres camareros y el dueño. Hay dos mesas ocupadas. Mesa 1 con un marciano. Mesa 2 con dos señoritas y un señorito. Se levanta una señorita.

Bernadette (mirando a Tato): Pog favog nos hase la cuenta?

Tato (mirando a Sebas): Tu, hazle la cuenta.

Sebas: Sí, que teníais.

Bernadette (a la que se le unen la frágil Camille y el estirado August): Puess teníamos, tges segvesas, dos tapas de cgocgetas y tges pinchós de togtilla.

Sebas: vaaaaaleeee.

Tato (con cara de simpático acercándose a Camille): Todo bien? todo rico?

Camille abre la boca, pero Bernadette la fulmina con la mirada y replica con vehemencia.

Bernadette: Puesss NON.

El marciano que se estaba comiendo su bomba picante se queda con el tenedor a medio camino entre el plato y su boca. Sebas pierde el hilo contando y a Tato se le escapa una gotita de sudor por la patilla.

Bernadette: La vegdad es que nos han atendidó muyyyyy mal.

Tato: Ah... vaya...

Sebas (más atrevido): y... eso... por qué?

Bernadette (enseñando los colmillos): Pues pogque han tagdado en segvignos y cuando nos han segvido no nos han dicho ni buen pgovecho, ni nada.

El marciano sigue con el tenedor en el aire. Tato pone ojos como platos y a Sebas le entra un calambre que le recorre la espina dorsal.

August (con cara de autoridad): Sí, tiene toda la gasón y además los vasos están susios...

Camille: sí, así es.

El marciano como si le despertaran de un sueño, mira el tenedor enano, la mesa rallada y garabateada por siglos de vándalos parroquianos, las paredes donde han pegado con celo la carta de postres y por último, comprueba que parte de su cuerpo ha quedado adherido a la mesa y al banco por una dura pátina de grasa más antigüa que él mismo.

Silencio.

Bernadette: Ademássss yo he venido mushas veses y he tgaido a musha hente y ahoga no voy a venig más.

Silencio.

Dueño del Bar (a Tato): ¿Qué dice?

Tato: que... le han ... atendido mal...

Dueño del Bar: ¿Quién la ha atendido?

Bernadette (señalando con dedo acusador a Jose Luis): Ése ha sido.

Dueño del Bar: Joseeeee

Jose Luis sale de la catatonia inducida por la tv y recupera de un hábil movimiento de lengua, el palillo de dientes que estaba a punto de caérsele.

Jose Luis: Eeee.

Dueño del Bar: Mira a ver que dice esa chica que le has atendido mal.

Jose Luis: Eeeee? quién?

Se levanta del taburete y se va directo hacia Bernadette que le mira con ojos desafiantes. August se esconde disimuladamente tras Bernadette y Camille mira al suelo.

Jose Luis: Oye, que dices que te he atendido mal?

Bernadette: Sí. Has tagdado en segvignos, no has dicho ni buen pgovesho ni nada y los vasos estaban susios.

Jose Luis mira a Bernadette y luego a su alrededor, buscando los ojos de Tato, Sebas y del dueño del bar, como si le estuvieran gastando una broma. Sebas empieza a sonreir y el dueño del bar gira la cabeza y sigue mirando la tv.

Tato (para sí mismo): vaya tela pavo...

Jose Luis, en un arranque de pundonor, agarra un vaso y lo pone al trasluz para comprobar que la luz aún puede atravesar el cristal.

Jose Luis: Pues yo lo veo limpio.

Sebas les canta el importe de la cuenta. August entrega un billete de cincuenta euros.

Silencio.

Por la mirada de Jose Luis, no se podría decir que es lo que va a pasar. El marciano se acurruca en el banco para esquivar la posible metralla (dientes, pendientes de aro, etc.)

Jose Luis (perdonándole la vida a Bernadette): Pfff!

Bernadette colorada de rabia sale a la calle directamente, August recibe el cambio y sigue a Camille que ya enfila la puerta también.

Jose Luis se gira y sigue mirando la tv. El dueño del bar comprueba algo en la nevera. Tato y Sebas se miran y tocan un ritmo con las palmas. El marciano por fin se lleva el tenedor a la boca. No ha sido más que una pesadilla, piensa y vuelve a pinchar un trozo de carne picada con algo multicolor.

Jose Luis (para sí y en voz baja): puta vida...

Fin

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