miércoles, 9 de junio de 2010

Kybalion, ceguera y perrillas.

Parece ser, según algunos dicen y otros apuestan, que tengo serios problemas con las clases pudientes y me dirijo a ellas con excesivo rigor. Hay un refrán en Catalunya que dice: "qui paga, mana" (quien paga, manda) y por lo visto eso no lo acabo de llevar... demasiado bien. Es como si me faltaran por resolver algunas importantes incógnitas cuando la oigo. Quien paga, manda... ¿Quiere eso decir que sólo hace falta dinero para mandar? Por que, para mandar a otro (polaridad), creo yo, vamos, según mi humilde entender, hacen falta muchas cosas y quizá la primera (1) sea "aprender a mandar". Es decir, tener en consideración que se le están dando órdenes a otra persona (con toda una manera de ver la vida singular, con su ética y dignidad correspondiente) y que esa persona, con su buena o mala voluntad, querrá o sabrá ejecutar de la manera, tiempo y forma que considere oportuno. Lo segundo (2), pero no menos importante, es tener conocimiento de que el dinero no (necesariamente) tiene que comprar todo en una persona (física y espiritualmente). Lo tercero (3) es consecuencia de lo primero y lo segundo (causa y efecto), por que cuando (1) y (2) se olvidan, definitivamente pierde valor tanto el que paga como el que obedece. El que paga, está claro, no aprende un carajo de lo que significa el "trato a un igual", por tanto se empobrece y empequeñece, no llegando a ser mejor de lo que es. El que obedece... puff, el que obedece se olvida de que no se miden con dinero todas las cosas de este mundo y quizá, no recuerda que la vida que tiene, el tiempo que tiene, todo lo que sabe, lo que quiere y es capaz de saber y querer, se ve reducido a un objetivo y valor económico. Incluso puede que tal vez, sea capaz de censurar a quien paga por sexo, o a quien paga por matar o a quien paga por los actos más abominables que se le puedan ocurrir. Desde un extremo, sí, pero es comparable (correspondencia). En todos esos aspectos uno pierde su humanidad, su libertad y quizá un poquito su alma (si eres ateo o agnóstico, puedes saltarte la última parte).

Normalmente, aceptamos ese cambio monetario. Trabajamos para vivir (habría que pensar sobre eso), trabajamos para cubrir unas necesidades, a veces básicas y otras totalmente prescindibles y en algunos casos trabajamos para desarrollarnos humanamente o simplemente sentirnos parte de un grupo social (vibración). No digo que trabajar sea malo. Muchas veces es la excusa perfecta para suplir otras carencias o para evitar hacernos cargo de otras responsabilidades. Ése el caso de los que viven para trabajar, grupo denostado y muchas veces despreciado por las alegres cigarras de toda sociedad. Estas actitudes, las puedo entender en mayor o menor medida, lo que me parece perverso es la traducción, es que éso, se haga a cambio de dinero. ¿Quién fija esa cantidad de dinero?¿Quién decide que mi tiempo vale tanto y el tuyo vale tanto y el de otro vale tanto? ¿Qué clase de loco psicópata puede pensar que el dinero puede rebajar, humillar, incluso destruir a ser humano?. Por que, no olvidemos que el dinero, como la justicia, es ciego, va y viene (ritmo), pero que la vida que tenemos es finita, al igual que nuestra oportunidad para ser personas, mejores de lo somos.

En fin, que visto lo visto, es cierto, tengo serios problemas con esta... mentira, que aceptamos y creemos para poder ser, como mínimo, animales sociales (capitalistas y dependientes) (mentalismo). No digo que esté mal, digo que podría ser mejor (generación)si NO nos olvidásemos que detrás de cada bultito con patas, hay una persona igual de complicada, compleja, sencilla o simple, de lo que somos cada uno de nosotros.

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