Noruega está llena de arañas. Allí no las matan por que creen que dan suerte (esta afirmación no está lo suficientemente contrastada). Yo odio las arañas, no me gusta que tengan tantos ojos (nunca sabes cuando te están mintiendo) y no me gusta la forma en que se relacionan con otros bichos “no es nada personal, pero ya que has caído en mi trampa, te voy a atar y te voy a chupar (con perdón) hasta dejarte en el pellejillo, pero tu no te muevas, que en un rato vuelvo y acabo el trabajo”. No, definitivamente no me gustan las arañas, pero hubo un tiempo en que adopté una y resistí mi furia asesina por que en Noruega creen que dan suerte. En Noruega también hay cortezas saladas recubiertas de chocolate con leche y playas de guijarros y parques de verde rabioso y también hay nidos de avión y amantes tristes y canciones incomprensibles y azules.
Nunca fui a Noruega, aunque aprendí algo de noruego: Sí, No, Buenos días, Gracias, Estoy aprendiendo noruego (me gustó por redundante), Lo siento y Adiós. Quizá se me quedó un poco pequeño el país (creía que era más grande… que había más), o quizá es que me insistieron tanto en que hacía tanto frío, que al final me lo creí.
Mis dos Barbies (Estefanía e Isabel) y Ken (Juan SEbastián) eran noruegos. Los nombres de culebrón tienes su traducción del noruego, que lo sepas.
ResponderEliminarYo quiero subir hasta allí, en coche, peridendo meses y meses en la carretera... en fin.
... me apunto... me llevas? doy bien de copi...
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