Tenía un profe que decía que los proyectos, después de mucho trabajar, sufrir y sacrificarse, a veces llegaban al potencial cero. Eso es, que ya son, que ya están y que cualquier cosa que se les añade o se les quita es para peor. Pinki, también decía que lo mejor es enemigo de lo bueno (tan refranero y tan colombiano él) y ante eso, poco o nada se puede decir. A mi lo que me atrae es el proceso hasta el potencial cero, lo que alguien me dijo que es "loquepuedellegaraser". Uno puede ir haciendo rayitas, garabatos estupendísimos que uno sabe ver con amor (sí, sí con amor, que uno le echa sentimiento) y saber o intuir lo que puede venir tras eso. No lo sabe con certeza (maldita la gracia si no) pero de la misma manera que uno ve como se acerca un autobús desde lejos, primero mancha roja, luego bulto rojo, más tarde la lucecita con el número y casi cuando está encima, el número y la linea (cada día estoy más cegato y por eso levanto el brazo a todas las manchas rojas que veo), así uno va sabiendo o intuyendo cual es o será el siguiente paso. El fin es llegar a algún sitio (por eso se coge el autobús), incluso quizá a un sitio conocido (eso lo decide uno), pero como todo, lo interesante, es el viaje, el trayecto.
"Loquepuedellegaraser". Kahn (Louis, no Immanuel) tenía una teoría y casi una religión para eso. El camino quiere ser calle, carretera, vía de tren... las cosas querían ser otras cosas, querían "progresar" casi en un sentido darwiniano, evolucionar. La tierra, barro cocido y ladrillo y luego muro y luego casa o ciudad. Me identifiqué mucho con ese pensamiento, seguramente todavía lo hago, quizá porque prefería pensarme como medium, más que como demiurgo. También, obviamente, porque uno se libera de responsabilidad y las cosas son por sí solas y no por que uno las haga. Lo malo, es que eso no es verdad, uno las hace y por tanto es y claro, eso se da de bofetadas con Kahn. Uno hace y uno se hace. Loquepuedellegaraser cualquier cosa, es algo que depende únicamente de loquequierallegaraser. Poder, no es que se pueda todo, pero si se quiere, por lo menos, el trayecto, el viaje, se hace y que se llegue o no es una cuestión que al final, importa bastante menos.
Hace un par días alquien me dijo que si haría algo sin la seguridad de saber el resultado (al menos así lo entendí yo) y la respuesta fue que sí, que por supuesto. ¿Apostar? todo el tiempo. Cada línea, cada rayita, cada mirada, cada sonrisa, cada segundo es una apuesta y la apuesta va encaminada, tiene una dirección, un sentido, eso es lo que cuenta. Hace bastante tiempo, otro alguien me dijo "te quiero, hoy, ahora, mañana no sé si te querré" y me pareció de lo más honesto y de lo más descorazonador. Ahora sé que quizá es mejor decir "te quiero, hoy, ahora y mañana me gustaría poder decírtelo otra vez". Así no sólo se constata el hecho, también hay intención, voluntad, también se apuesta.
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