jueves, 19 de noviembre de 2009
La niebla
martes, 10 de noviembre de 2009
Mira, mira, ahora sin manos...
lunes, 9 de noviembre de 2009
Vivir en un faro
viernes, 6 de noviembre de 2009
Cuando el arco se tensa... la flecha tiene que partir
lunes, 28 de septiembre de 2009
Elquesealimentaderabia
jueves, 24 de septiembre de 2009
Lo-que-puede-llegar-a-ser
martes, 22 de septiembre de 2009
Per aspera ad astra
viernes, 18 de septiembre de 2009
El hijo de la viuda y Abel
sábado, 12 de septiembre de 2009
Mutaciones
sábado, 5 de septiembre de 2009
Un café y un vórtice, por favor.
viernes, 4 de septiembre de 2009
Memoria y distancia
La memoria como las manos del escalador, los dedos tensos, frágiles y aferrados (como recuerdos), embadurnados en magnesio (como la Fe (confianza que lo mismo es) en que pasó lo que pasó) y la roca dura o la montaña (la existencia, el tramo recorrido y el que queda por recorrer) y el escalador que no eligió serlo y aún así sabe que no escalar no es una opción.
Después vino Memento y la posibilidad de borrar y hacer cuenta nueva y una angustia distinta: la de la maleta pequeña donde apenas caben unos tatuajes como manual de instrucciones para los siguientes diez o quince minutos.
Uno vivió en las fotografías y se quedó allí sin querer saber que podía salir. Luego cumplió años (sin llegar a crecer) y se llenó el cuerpo de tatuajes con cada gesto aprendido y con todas las promesas lejanas e imposibles que pudieran ocurrírsele.
A veces uno se olvida, a veces la distancia es enorme entre lo que uno es y lo que quiere ver en la foto. A veces las fotos a uno le pesan tanto que le faltan manos para tomar nada más. A veces uno mira tan lejos, la distancia tan grande, que sólo mira y deja de caminar. A veces uno sólo ve lo que necesita y se esfuerza tanto por tenerlo que deja de ser uno. A veces quiere compartir tanto que se olvida de que para compartir uno debe tener y sobre todo, ser.
A veces uno se olvida de que el camino de uno es sólo de uno y que compartir camino no es ir delante señalando, ni detrás siguiendo, es caminar en paralelo para, tal vez ser hombro o encontrar un hombro donde apoyarse.
A veces, casi siempre cuando no hay luz y sólo piel, uno escucha que le echan de menos y uno (por que quiso dejar las fotografias y las dramaturgias) es capaz de entender por qué.
lunes, 31 de agosto de 2009
Rentrée escolaire
domingo, 23 de agosto de 2009
martes, 18 de agosto de 2009
El-callejón-de-la-puerta-roja
sábado, 15 de agosto de 2009
Etoile Michelin
jueves, 13 de agosto de 2009
La sirena de Kiryat Yam
martes, 11 de agosto de 2009
Encuentros y marabuntas
Las casas que son casas pero no
sábado, 8 de agosto de 2009
Somewhere over the rainbow
MUY ALTO
Y LOS SUEÑOS QUE HAS SOÑADO
ALGUNA VEZ EN UNA CANCIÓN DE CUNA
EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS
PÁJAROS AZULES VUELAN
Y LOS SUEÑOS QUE HAS SOÑADO
LOS SUEÑOS DE VERDAD SE VUELVEN REALIDAD
ALGÚN DÍA DESEARÉ EN UNA ESTRELLA
DESPERTAR DONDE LAS NUBES ESTÁN LEJOS DEBAJO DE MÍ
DONDE LOS PROBLEMAS SE DERRITEN COMO GOTAS DE LIMÓN
MUY ARRIBA DE LAS CHIMENEAS ES AHÍ DONDE ME ENCONTRARÁS
Y LOS SUEÑOS A LOS QUE TE ATREVES, ¿OH POR QUÉ, OH POR QUÉ NO PUEDO?
BUENO, VEO ÁRBOLES DE VERDE Y
ROSAS ROJAS TAMBIÉN
LAS VERÉ FLORECER PARA TI Y PARA MÍ
Y PIENSO PARA MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO
BUENO, VEO CIELOS DE AZUL Y VEO NUBES DE BLANCO
Y LA BRILLANTEZ DEL DÍA
ME GUSTA LO OSCURO Y PIENSO PARA MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO
LOS COLORES DEL ARCOÍRIS TAN BONITOS EN EL CIELO
ESTÁN TAMBIÉN EN LAS CARAS DE LA GENTE QUE VA PASANDO
VEO AMIGOS DÁNDOSE LA MANO
DICIENDO: “¿CÓMO ESTÁS?”
ESTÁN EN VERDAD DICIENDO: “YO… YO TE AMO”
ESCUCHO BEBÉS LLORAR Y LOS VEO CRECER
APRENDERÁN MUCHO MÁS DE LO QUE
NOSOTROS SABEMOS
Y PIENSO PARA MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO
DESPERTAR DONDE LAS NUBES ESTÁN LEJOS DEBAJO DE MÍ
DONDE LOS PROBLEMAS SE DERRITEN COMO GOTAS DE LIMÓN
MUY ARRIBA DE LAS CHIMENEAS ES AHÍ DONDE ME ENCONTRARÁS
EN ALGÚN LUGAR SOBRE EL ARCOÍRIS RUMBO ARRIBA
Guerras (simas III, o "així, no es pot")
lunes, 27 de julio de 2009
Y su sombra es alargada...
sábado, 25 de julio de 2009
Saltos
viernes, 17 de julio de 2009
36
Pues eso, que es mi cumple. Estoy en mi cafetería favorita (sí, hoy prometo ser ñoño-ñoño-ñoño) con los restos del café con leche, los restos de croissant de chocolate (no hay quien se acabe esta bomba), unos pitis (los justos, sólo los justos), las entradas que me ha regalado Animalito (para irnos “a cualquier otra parte”), el diminumicroordenador que me ha regalado Vakame (tantísima grasia, padre) y una sonrisa de oreja a oreja. Aunque no haga sol, aunque no llueva, aunque el día no acabe de decidir qué quiere ser.
Llevo unas cuantas semanas con puntas (que es cuando uno es tan cochinamente feliz que no sabe muy bien qué hacer ni dónde meterse y acaba explotando por algún lado). También llevo algunas semanas echando la primitiva y el euromillones (por ahora sólo un reintegro), quizá porque soy consciente de que no me va a tocar y de que (de algún modo) equilibro toda mi buena suerte, con la mala suerte de que nunca me toque. No me importa que no me toque si sigo conservando esta… buena racha (ayyyy las supersticiones). No me importa seguir en la Secta durante treinta o cuarenta años más, o hacer malabarismos con la cuenta corriente (que más que malabarismos es cuestión de prestidigitación).
Ha sido (y seguirá siendo) un camino difícil. Han cambiado muchas cosas. He cambiado muchas cosas. De unas no me he dado cuenta y todavía tardaré un poquito en darme cuenta (siempre llego tarde, pero llego) y de otras cosas sí he sido consciente (a veces demasiado). Mitad caracola, enrollado en mi propio yo y mitad sordo (sin eco de olas). A medias, casi, pero “in progress”.
Ayer le decía a Animalito que llevaba un tiempo con la piel dada vuelta. Estoy aprendido a escuchar y a volverme esponja y la consecuencia es que no me cambio por nada. No me difumino ni quiero estar más de visita. Quiero “esto” y quiero más de “esto” y más de “aquello” (que es lo que ha de venir, sea lo que sea). Creo que es todo cuestión de arriesgar, de no quedarse parado en los sitios que uno conoce. De asomar la cabeza, olfatear el aire y ponerse a caminar. Decidir, dejar y tomar.
El año pasado celebré mi cumpleaños en el bar de la esquina. Animalito me preguntó (por que Animalito ya estaba ahí) que cómo lo iba a celebrar y no supe que contestarle, así que tuve una pequeña conversación conmigo mismo y me fui a emborrachar (gintonic mediante) al bar donde traté de educar mi paladar a la cerveza (sin demasiado éxito). Estuve solo por que quise estar solo y cuando no me aguantaba ya en pie, me fui arrastrando (literalmente por las escaleras) a mi cápsula, donde recibí un par de llamadas que no supe contestar adecuadamente, para enterrarme en la cama-que-no-paraba-de-dar-vueltas. Fue mi regalo de mí para mí. Permitirme ser yo. Fue extraño, pero fui feliz.
A partir de ahí no he dejado de excavar. Ya había empezado antes, pero no me (lo) tomaba en serio. Y ¿sabes qué? Me gusta lo que he ido encontrando. Casi tanto como lo que me queda por encontrar. Seguiré echando lotería para que no me toque jamás.
Gracias.
D.